sábado, 6 de noviembre de 2010

A la orilla de la chimenea

Siempre he soñado con tener una chimenea para poder tumbarme a tu lado en la alfombra a esperar que suba la marea, pero creo que nunca tendré una y tampoco diré todas esas cosas que se piensan delante de ella.

Pero puedo cerrar los ojos e imaginar que me pongo cursi y decir que tus labios me saben igual que los labios que beso en mis sueños, que puedo ser tu todo, tu estación, tu mal y tu bien, tu pecado. También puedo decir que me falta valor para atarte a mi cama, y si quieres puedo ser tu adiós, tu manta y tu frío, tu resaca, tu lunes, tu noche y tu día, tu rencor, tu agonía...

Abro los ojos otra vez y sonrió de medio lado mientras vuelvo a darle al play y escucho otra vez la misma canción que lleva sonando todo el día, con esa voz que se me clava en el corazón, que hace que tenga mariposas en el estómago al escucharla y que se me pongan los pelos de punta con las olas rompiendo del final.

'toma mi dirección cuando te hartes de amores baratos de un rato me llamas'

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