domingo, 30 de enero de 2011

cuando los caballos de cartón se rompen por que llueve

Rutina, rutina, rutina…
Suena el despertador y lo vuelvo a apagar por tercera vez en la mañana mientras maldigo el volver a madrugar otra vez, me giro y tu ya no estás ahí como estabas últimamente. Me ducho rápidamente y meto los zapatos de tacón en el bolso después de ponerme las botas de agua. Antes de salir miro inconscientemente hacia tu puerta cerrada que me dan ganas de aporrear pero me contengo.
Bajo las escaleras corriendo y sin abrir el paraguas cruzo la calle y me meto en el bar de enfrente, una mínima tregua para un café con dos de azúcar y croasan. Miro por encima el periódico antes de salir corriendo hacia el metro con un cigarro en la mano y rebuscando en el bolso para encontrar el Ipod.
Como todas las mañanas me quedo medio dormida en el metro y abro los ojos en tirso, me quedan tres paradas y empiezo a ponerme el abrigo otra vez, la bufanda y los guantes. Al salir del metro tropiezo con la misma gente con la que tropiezo siempre.
En el portal cambio las botas de agua por los zapatos negros de tacón y subo corriendo las escaleras, si como siempre. Mi jefe me grita como su no me hubiera ido toda la semana anterior, que si llego siempre tarde, que si no se puede seguir así… vamos el pan de cada día.
La mañana y la tarde pasan lentas mientras por las ventanas se ve un Madrid húmedo. Cuando dan las siete vuelvo a ponerme las botas y bajo las escaleras pensativa mientras busco mi paquete de tabaco por los bolsillos de mi abrigo. Alzo la cabeza y te veo ahí en la acera de enfrente con los hombros levantados intentando meter tu cuerpo en la chupa de cuero, no llevas paraguas, nunca lo has llevado, y te resguardas de la lluvia bajo un edificio. Me miras mientras me acerco y al estar cara a cara, antes de que tu pronuncies una palabra de mi boca sale un ‘no voy a volver contigo’. Altivamente sonríes y me pasas el brazo derecho por los hombros, como siempre.
Sé que no vas a pronunciar ninguna palabra hasta que tengamos una cerveza delante cada uno, y entonces tampoco le nombrarás a el. Harás como que no ha pasado nada en el último mes, como si tu no hubieras pasado de mi, como si no me hubiera cambiado de habitación, como si aquella noche no me hubiera emborrachado, como si la última semana no me hubiera ido de Madrid…
Pero si, tu me dejaste, yo me cambié de habitación, aquella noche me emborraché y la última semana la he pasado junto al mar, con sol, sin lluvia, y lo más importante sin ti… ¿y ahora que va a pasar?
Pues lo que pensé que no pasaría, por que sinceramente no va nada con tu personalidad, tu le nombras, yo abro los ojos desmesuradamente y bebo un trago de cerveza buscando una respuesta para esa pregunta que no quiero contestar
- ¿no me vas a responder?
- No se lo que voy a hacer
- ¿Eres consciente de lo que estás haciendo?
- No
- Me lo imaginaba
Y así, sin nada más que añadir cambias de tema mientras las cervezas vuelan entre los dos

1 comentario:

  1. Qué gran entrada Janire!!!
    Basada en ese temazo , qué grande Don Joaquín .
    Un besazo :)

    ResponderEliminar